lunes, 12 de junio de 2017

S.O.S.

El sábado 27 de mayo se realizó un SOS humano sobre las playas de Puerto Madryn, en el norte de la Patagonia Argentina. ¿Cuál fue el motivo de dicha actividad?: ¿la erosíón de las playas y litorales de toda la región? ¿el crecimiento del nivel del mar por el cambio climático? ¿la extinción de especies y la disminución de poblaciones marinas por la acción humana directa e indirecta?

No. El SOS fue realizado para alertar a la población acerca de la baja del presupuesto en ciencia y educación del gobierno nacional y sus contrapartes provinciales, y las personas que formaron las gigantescas letras fueron principalmente científicos y docentes universitarios.

Hace algunos meses se presentó el libro Un futuro sin porvenir. Por qué no hay que salvar la investigación ciéntifica, editado por Lazo Ediciones. Allí se compartieron opiniones sobre este resurgir de movimientos en defensa de la ciencia, justo en el momento histórico en donde es más claro que nunca que esta ha sido responsable directa no solo de la catástrofe ambiental y la guerra, sino también de la creciente mercantilización de todos los aspectos de nuestras vidas.

Comprendemos la necesidad y el malestar que atraviesa cualquier trabajador cuyo puesto de trabajo peligra. Pero, como ya hemos dicho en numerosas ocasiones, no tenemos que confundir la defensa de la fuerza de trabajo con la defensa de la fuente de trabajo y el Estado que valida, norma y regula esa condición, cuando no es él mismo nuestro empleador. La situación de los proletarios de la empresa científica es sin lugar a dudas precaria, pero no podemos dejar pasar que ha sido justamente la ciencia la que, con su desarrollo de maquinaria, sistemas y técnicas ha precarizado notablemente la situación de la totalidad de los y las trabajadoras.

* * * 

El sábado 17 de junio a las 17 horas, nos encontraremos nuevamente conversando sobre Un futuro sin porvenir, y la cada vez más necesaria crítica de la ciencia, en el Ateneo Anarquista de Constitución, ubicado en Brasil 1551, en la Ciudad de Buenos Aires.

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